No se puede tener estilo si usted no tiene sustancia
Si nunca has escuchado hablar del restyling, es posible que a tu marca le interese acometer este tipo de cambio en su estrategia de branding. Una pista: tiene mucho que ver con tu personalidad gráfica y con la forma en la que el público te identifica y reconoce a través de elementos estéticos.
Antes de pasar a hablar de los casos de restyling más famosos, como el que llevó hace poco a cabo la popular cadena de comida rápida Burger King, es importante acotar este término. ¿Qué demonios es eso del restyling?
¿Qué es el restyling?
El diccionario de neologismos del español define el restyling como la «renovación del diseño de algo dotándolo de nuevo estilo”. Por tanto, básicamente se trata de un cambio en la identidad visual de la marca, la actualización y puesta al día de su aspecto.
El restyling afecta únicamente al estilo y los atributos de marca, pero no cambia su ideología, ni sus valores, ni su posicionamiento.
A nivel estético, puede ser un simple retoque o un cambio radical en la imagen corporativa. Es una adaptación inteligente para no quedarse atrás y tener una apariencia anticuada, así como para seguir siendo valiosa y relevante en la mente de los consumidores.
Podemos afirmar que el restyling suele ser necesario para que tu identidad visual siga marcando huella. Pero solamente se altera el aspecto externo, sin que la misión o visión interna del proyecto se vean alteradas.
Diferencia principal entre restyling y rebranding
También llamado refresh, el restyling alude especialmente al estilo y al cambio de imagen, aunque siempre respetando el ADN de la marca. Así pues, pueden modificarse aspectos como la tipografía, el tamaño de fuentes, la paleta de colores corporativos, o la estética de la página web y los canales sociales.
Por supuesto, este “lavado de cara” también afecta al negocio físico: la cartelería, el escaparate, el packaging o las etiquetas son algunos de los aspectos que pueden verse modificados.
En el caso del rebranding, el cambio es mucho mayor y el proceso, más integral. Tal y como explican desde Puro Marketing, «se trata de una decisión estratégica que afecta al mismo corazón del negocio». Se modifica el propio gen, misión, visión y cometido de la compañía.
Ejemplos de restyling
Algunos de los mejores ejemplos de restyling de los últimos años fueron el rediseño de Airbnb; el cambio tipográfico y de color de Jazztel en 2015; la sustitución del logo retro de Instagram a uno mucho más minimalista y sintético o el cambio de símbolo de Reebok a mitad de década.
También brilla el giro de imagen de la aerolínea Iberia, que adelgazó su tipografía, abandonó la cursiva e inspiró su logo en la cola de los aviones.
Y fue muy soñado el rediseño de Burger King: la famosa cadena de hamburguesas dio la bienvenida en 2021 a un logotipo de diseño más sencillo, utilizando tan solo dos colores (el rojo y un tono anaranjado), simulando todavía una hamburguesa. Para ello echaron la vista atrás, ya que se inspiraron en su primer logo.
¿Cuándo ha llegado el momento de hacer un restyling?
Cuando las tendencias han cambiado, existe una alteración relevante en el mercado o hay cambios en los propietarios, fusiones o adquisiciones, muchas marcas deciden hacer un cambio en su imagen corporativa.
Las razones del restyling pueden ser numerosas: un relanzamiento o reposicionamiento para llamar la atención del target por encima de competencia, una estrategia de rejuvenecimiento para no quedarse obsoleto o unificar la imagen de los productos, por ejemplo.
En definitiva, se trata de no perder tu esencia y personalidad, pero adaptarte a los nuevos tiempos.
No olvides llevar a cabo un estudio previo, aprovechar nuevas tecnologías como los chatbots, estar atento a las tendencias más punteras de diseño gráfico y no eliminar los elementos que representan tus valores esenciales de marca.
